RECOMENDACIONES PARA LEER LA BIBLIA
Si bien hay muchos hábitos de santidad que debemos
desarrollar a lo largo de nuestra vida, la lectura diaria y metódica de la
Biblia es de una importancia suprema.
Podemos medir nuestro crecimiento en la fe por
nuestro amor por las Escrituras. A medida
que crecemos en nuestra vida espiritual más deseamos encontrarnos cada día con
Dios a través de la Palabra, y sabemos que algo anda realmente mal cuando
perdemos nuestro apetito por la lectura diaria de la Biblia.
Permítanme enumerar algunos principios que nos
ayudarán a mejorar nuestra relación con la Palabra de Dios.
1. Comience y termine su tiempo de lectura bíblica
con oración. No lo haga como si fuera un
rito sino porque la verdadera revelación viene únicamente de Dios a través de
su Espíritu Santo. Es muy importante que de esta manera demostremos nuestra
dependencia de Dios. Por lo tanto, pida la guía del Espíritu Santo para su
lectura diaria. No dude, también, de orar en medio de la lectura. A veces el
Espíritu nos lleva a alabar o adorar al Señor por lo que estamos leyendo o por
algo que nos ha revelado. Luego siga con la lectura, y al finalizarla,
pídale a Dios que la Palabra leída produzca fruto en su vida.
2. Reserve un tiempo, cada día. No permita que este tiempo sea «en algún momento del
día». Reserve un tiempo especial para emplear en la lectura de la Biblia.
Planéelo. Escríbalo en su agenda. Haga que ese tiempo se convierta en algo
santo, separado especialmente para escuchar a Dios. Esté atento a sus palabras.
3. Una parte esencial de su vida. Si bien no es imprescindible hacerlo a la mañana, sí es
imprescindible hacerlo en un momento del día cuando todos sus sentidos estén
completamente alertas y dispuestos a recibir la Palabra de Dios. Para algunos
este momento será a la noche; quizás después de que los niños vayan a la cama.
Para otros, este tiempo será a la mañana temprano, para ofrecer los «primeros
frutos» a Dios. Lo importante es que este tiempo del día que separemos para
Dios se convierta en una parte esencial de nuestra vida. El salmista decía: «Señor,
de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti y esperaré»
(Salmo 5.3). No importa cuándo lo haga, pero trasfórmelo en un momento especial
para usted.
4. Lea la Biblia metódicamente. Utilice el método de su preferencia, pero lea la Biblia
con miras a leerla en su totalidad. Si bien la Biblia es un conjunto de 66
libros, el mensaje es uno solo. Quizás, leer la Biblia en un año podría ser un
buen método. Quizás, emplear más tiempo puede ser lo mejor para usted. Tal vez,
leer los evangelios en dos años puede ser la opción que usted elija, a fin de
degustar cada enseñanza y cada episodio en la vida de Jesús. Pero no la lea
como si fuera un libro cualquiera, sin un plan de lectura conciente y lógico que
lo ayude a comprender la Palabra de una manera integral. Tampoco la lea como si
fuera un libro mágico, abriendo la Biblia al azar para ver «que tiene Dios para
decirle».
5. Use un bolígrafo y algo para anotar. Nunca sabrá qué puede revelarle el Señor ese día. ¡No
querrá olvidarse! Acostúmbrese a anotar sus hallazgos. También puede ser
importante hacer anotaciones en los márgenes de su Biblia. Con el tiempo su
Biblia se convertirá en su propio comentario y diario espiritual. Cuando marque
su Biblia hágalo con prolijidad, a fin de que sus anotaciones puedan leerse
fácilmente, aún con el paso de los años. Puede utilizar varios colores a fin de
hacer más específico el mensaje para usted.
6. Lea la Biblia como la revelación de Dios. Aunque es un libro de historia, ciencia y conocimiento,
esencialmente la Biblia es el mensaje que Dios dejó para el hombre. Recordemos
que el mensaje de Dios consta de un Antiguo Testamento (AT) y un Nuevo
Testamento (NT). Ambos conforman un único mensaje de salvación. Esté atento a
cómo el NT se relaciona al AT, y cómo el AT se refleja en el NT.
7. Lea la Biblia en su contexto. No olvide que la primera regla de interpretación bíblica
es interpretar la Biblia con la Biblia. Cuando lea los evangelios o las cartas
recuerde que muchos pasajes se registraron en varias partes de la Escritura.
Compárelos. Analícelos en su conjunto. Busque la guía de Dios para ello. Hay
pasajes del NT que se basan totalmente en pasajes del AT, confróntelos y
enriquezca, así, su lectura.
8. Considere los tipos de literatura. No es lo mismo leer una narración que una parábola. No es
igual leer una profecía del AT que un Evangelio. En la Biblia hay distintos
tipos de literatura. Téngalos en cuenta para una mejor interpretación.
9. Busque crecer con la lectura bíblica. En la Biblia Dios nos enseña aquellas verdades que
necesitamos para comprender y así poner en práctica el verdadero sentido de la
salvación. Pregúntese qué le está diciendo la Biblia. Qué le dice Dios en ese
día y busque obedecerlo.
10. No dude en utilizar comentarios bíblicos. A veces lo que Dios ha dicho a otros antes, puede ser de
mucha utilidad para nuestra vida. Ayúdese con otros libros que iluminen su
lectura y compare sus hallazgos personales con lo que Dios le dio a otros antes
que usted.
A
través de su Palabra, Dios nos fortalece y nos renueva cada día. Con la guía
del Espíritu Santo podemos hacer de nuestro día algo especial, si lo comenzamos
leyendo la Biblia, y dejamos que la Palabra nos ilumine, nos confronte, y nos
exhorte. Recordemos que la Biblia es «una lámpara para nuestros pies y una
luz que alumbra nuestro camino» (Salmos 119.105).
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