JESÚS CALMA LAS TEMPESTADES
FONDO
BíBLICO:. Mateo 8:23-27; Marcos 4:35-41; Lucas 8:22-25
VERDAD
CENTRAL: Por medio de su gracia y su poder, Jesucristo puede darnos perfecta
paz en medio de las tormentas de la vida.
TEXTO
AUREO: Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y
cesó el viento, y se hizo grande bonanza. Marcos 4:39
Objetivos
DEL APRENDIZAJE
1.
Analizar la forma en la que se comportaron los discípulos al enfrentarse a una
situación de emergencia y ver si existen paralelos entre las reacciones de
ellos y las nuestras ante circunstancias semejantes.
2.
Aprender cómo adoptar una actitud de fe y confianza en Dios en momentos de
dificultad en nuestras vidas.
3.
Reconocer que el desaliento, la desesperación, la ansiedad y la falta de fe en
Dios pueden considerarse como pecados.
4.
Reconocer el señorío de Jesús sobre todos los elementos de la naturaleza. Esto
debe conducirnos a una actitud de humilde obediencia delante de él.
5.
Aprender a entregar al Señor el control de nuestra vida para que él sea nuestro
Señor, nuestro capitán y guiador.
BOSQUEJO
GENERAL
1.
Momentos de crisis
A.
Un buen día
B.
Una mala noche
II.
El cuidado divino
A.
Jesús descansaba tranquilamente
B.
Los discípulos estaban amedrentados
C.
Fue hecha grande bonanza
III.
Los discípulos reconocen la Deidad de Jesús
A.
Se aterrorizaron al principio
B.
Después reverenciaron a Cristo
INTRODUCCION
El
capítulo 4 de Marcos nos hace volver a la ribera del mar de Galilea. Allí, a
medida que Jesús empezaba a impartir sus enseñanzas, la multitud empezó a
aumentar hasta el punto de ser necesario que él nuevamente subiera a una barca
para poder dirigirse a la concurrencia es e ella. Esta vez, como siempre lo
hacía, el Señor les enseñó por medio de parábolas.
Jesús
les indicó claramente a sus discípulos que él hacía uso de parábolas al enseñar
a fin de que los extraños no entendieran lo que él decía. El plan de Dios era
que solamente aquellos que realmente quisieran aprender de él recibieran la
revelación de la verdad. Por eso era que el Maestro hablaba en parábolas; pero
luego tomaba a sus discípulos aparte para darles una explicación detallada de
lo que quería decir. De modo que ellos se convirtieron en un grupo de alumnos
especiales de Jesús.
También
algunas demostraciones del poder de Dios se limitaban a los discípulos. Ellos
tuvieron el privilegio de aprender muchas cosas, en muchas maneras, las cuales
fueron transmitidas a otros mucho tiempo después. Sin embargo, muchas de sus
experiencias no parecían ser privilegios en el momento en que éstas ocurrieron,
como el caso que estudiaremos hoy: la tormenta en el mar de Galilea.
EXPOSICION
BíBLICA
1.
Momentos de crisis Marcos 4:35-37
A.
Un buen día
El
estudio de esta semana tiene que ver con una prueba bastante difícil que les
sobrevino inesperadamente a los discípulos después de un día muy bueno y
exitoso. Una vez más Jesús había tenido que subir a una barca de pesca a fin de
poder seguir enseñando a la multitud, la cual se había conglomerado alrededor
de él. Esta vez, sin embargo, los discípulos no estaban remendando sus redes.
Ahora estaban con Jesús y lo seguían dondequiera que él fuese. Por eso fue que
abordaron la barca y lo acompañaron. Ellos escuchaban atentamente sus
enseñanzas y se maravillaban al notar el gran entusiasmo de las multitudes que
seguían al Maestro. Es más, la multitud era tan numerosa que muchos que no
podían acercarse lo suficiente como para poder oír, tuvieron que subir a otras
barcas pesqueras para ubicarse más cerca del Señor. Aquél fue realmente un buen
día, un día de victoria y de gran regocijo.
B.
Una mala noche
Cuando
el sol llegaba a su ocaso Jesús les pidió a sus discípulos que dejaran a la
multitud y cruzaran el lago con él. Tal parece que esta era la única manera de
hacer que el grupo se dispersara y cada uno volviera a su casa. Las "otras
barcas" abrieron paso y dejaron que la barca en la que iban Jesús y sus
discípulos iniciara a travesía del mar de Galilea. Indudablemente, los
ocupantes de dichas barcas, así como también todos los que se encontraban en la
playa se retiraron a sus hogares.
Nota
Geográfica: El bello mar de Galilea, que casi siempre lucía azul y tranquilo,
parecería el lugar menos indicado para una tormenta tan fuerte como las que se
describen en los evangelios. El tamaño del lago (de unos 21 kilómetros de largo
por 12 de ancho) no pareciera ser lo suficientemente grande como para dar lugar
a que se desarrollaran olas tan fuertes como para hacer zozobrar una
embarcación. Sin embargo, hay que considerar que éste está ubicado a unos 208
metros bajo el nivel del mar, en el valle que forma la gran depresión
geográfica que se extiende desde el Líbano hasta el Africa. No muy lejos, al
norte del lago se alza el monte Hermón, siempre nevado. El valle del Jordán
sirve como cauce o canal por el cual se precipitan con furia y violencia
grandes corrientes de viento provenientes de las frías cumbres. Los valles
laterales parecieran intensificar los resultados de estas precipitaciones. De
manera que el fuerte viento que viene de todas direcciones levanta
repentinamente olas gigantescas que pueden anegar las pequeñas barcas de pesca.
Parece
muy significativo el hecho de que la tormenta haya ocurrido después de un día
tan bueno y efectivo. Así ocurre en la vida cristiana. Las pruebas más
difíciles de la vida muchas veces vienen después de las más grandes victorias;
los valles más profundos, después de las cumbres más altas. Elías clamó a Dios
y en respuesta a su corta oración descendió fuego del cielo y él ganó la gran
victoria sobre los baales. Sin embargo, poco más tarde se encontraba
lamentándose debajo de un enebro. Quizá Dios permite esto porque es más fácil
regocijarse en las bendiciones que él da que en lo que él es.
Enseñanza
práctica:
Dios
permite que sus hijos experimenten circunstancias que probablemente no puedan
entender en el momento en que estas ocurren.
"Porque
mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos,
dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos
más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros
pensamientos" (Isaías 55:8,9).
II.
El cuidado divino
Marcos
4:38, 39
A.
Jesús descansaba tranquilamente
Pregunta:
¿Dónde se encontraba Jesús en los momentos en que se desató la tormenta? ¿Por
qué?
Jesús
dormía con toda tranquilidad en medio de la tormenta. El estaba recostado en la
parte posterior del barco (en la popa), sobre un cabezal o almohada. Este hecho
refleja la confianza absoluta que él tenía en el Padre celestial. Dios siempre
cuida de los suyos. El Maestro había derramado su alma y sus fuerzas físicas en
el desarrollo de sus actividades ministeriales durante todo aquel día. El
sentía cansancio físico tal como lo sentimos nosotros porque vino a participar
de nuestra naturaleza humana. Sin embargo, en su humanidad no tuvo lugar el
pecado. (Vea Hebreos 2:14-18; 4:15.) El no se aterrorizaba ni sentía temor. Su
actitud revelaba la gran confianza que tenía en su Padre. (Vea Romanos 14:23; 1
Pedro 5:7.) El sabía perfectamente que su Padre no se adormece ni duerme (Salmo
121:3, 4).
B.
Los discípulos estaban amedrentados
Es
muy probable que los discípulos hayan pensado que el mero hecho de ir en
compañía de Jesús los mantendría totalmente exentos de peligros. Cuando se
dieron cuenta de que no era así, inmediatamente empezaron a llenarse de dudas.
Todo su valor se derritió y se convirtió en un miedo terrible. Se comportaron
exactamente como los navegantes de Salmo 107:27. Ya no sabían qué hacer.
También
pudo haber sucedido que hasta ese momento los discípulos se encontraran
confiando en sus propias habilidades y su destreza como pescadores. Ellos
tenían mucha experiencia en cuanto a la navegación por las aguas del mar de
Galilea. Es más, es muy probable que en muchas ocasiones anteriores a esa se
habían enfrentado a furiosas tormentas repentinas sobre esas mismas aguas.
Quizá pensaban que serían capaces de manejar la situación como lo habían hecho
en otras oportunidades. Pero cuando los vientos alcanzaron proporciones de
huracán todas sus esperanzas empezaron a desvanecerse. En verdad ya no sabían
qué hacer porque toda su destreza y la experiencia acumulada a lo largo de
tanto tiempo como navegantes y pescadores no les era suficiente para resistir a
la furia de aquella tempestad.
En
medio del pánico y el terror que se había apoderado de ellos corrieron adonde
estaba Jesús y lo despertaron con gran desesperación.
Pregunta:
¿De qué acusaron los discípulos al Maestro cuando fueron a despertarlo?
Según
el tono de su pregunta, ellos implicaban que Jesús no se preocupaba por ellos,
que no le importaba el riesgo que corrían en ese momento. El miedo que los
había embargado los llevó a considerar como inexcusables el cansancio y el
sueño de Jesús. Pero el hecho de que Jesús estuviera durmiendo no significaba
que se había olvidado de ellos. El siempre está listo y dispuesto a ayudarnos,
estemos conscientes de su presencia o no. Nosotros contamos con las promesas de
Dios. Su palabra es real y él es fiel a ella. Podemos descansar completamente
en él aunque por el momento no sintamos nada.
Pregunta:
A su manera de ver, ¿qué es lo más lamentable en relación con la actitud de los
discípulos al acercarse a Jesús?
Lo
más triste de todo es que hayan esperado tanto para ir en busca de la ayuda del
Maestro. Nosotros no tenemos que esperar hasta que todos los recursos humanos
se agoten para acercarnos al Señor y pedirle su ayuda.
Pero
lo que todavía es más triste es que ellos lo hayan buscado llenos de espanto en
lugar de ir a él llenos de fe. Debemos aprender a seguir confiando
decididamente en el Señor a pesar de las circunstancias. ¡El en realidad tiene
cuidado de nosotrosí
Enseñanza
práctica:
Pregunta:
¿Cuáles son algunas de las circunstancias difíciles en las que usted necesita
confiar firmemente en el Señor?
"Fíate
de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo
en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas" (Proverbios 3:5, 6).
C.
Fue hecha grande bonanza
Jesús
contempló las gigantescas olas y los arrolladores vientos tan pronto como
despertó, e inmediatamente precedió a reprenderlos con absoluta autoridad. Dos
órdenes, la segunda más enfática que la primera, fueron suficientes para que
volviera a haber completa quietud y tranquilidad. En el acto se detuvo el
viento y las olas se calmaron. El escritor sagrado dice que "fue hecha
grande bonanza".
Esta
no fue una mera coincidencia. Si el viento hubiera cesado accidentalmente o de
por sí, las olas hubieran seguido amenazando a la barca hasta que llegaran a
desaparecer gradualmente. Pero las aguas quedaron totalmente calmadas en el
preciso momento en que el viento cesó. La palabra de Jesús es una palabra
poderosa. Lo era entonces. Lo es hoy.
III.
Los discípulos reconocen la Deidad de Jesús
Marcos
4:40, 41
A.
Se aterrorizaron al principio
Inmediatamente
después de que Jesús reprendió e hizo desaparecer la causa del terror de los
discípulos, él se dirigió a ellos.
Pregunta:¿Qué
revela la reprensión de Jesús hacia los discípulos en cuanto al temor que éstos
manifestaban?
El
temor de ellos provenía de su cobardía y demostraba una clara falta de fe en
Dios. ¿Ignoraban estos hombres que el miedo y la fe jamás caminan dados de la
mano? A ellos no les asistía ninguna razón para estar tan atemorizados y
amedrentados, sabiendo que Jesús se encontraba a bordo.
Como
lo indica una traducción literal de 2 Timoteo 1:7: "Dios no nos ha dado un
espíritu de cobardía y miedo, sino de Poder, de amor y de autocontrol." El
miedo y la timidez que a veces nos invade nos hace daño a nosotros, y por medio
nuestro daña también a nuestros semejantes. Esta clase de miedo es más
contagioso que cualquier enfermedad... y mucho más peligroso. Los cristianos
miedosos y tímidos deben recordar que estos temores desagradan mucho a Jesús y
él los reprocha enérgicamente.
Pregunta:
¿Cree usted que Jesús reprochó el miedo de los discípulos con una actitud de
amor?
Si
bien la reprensión fue severa, Jesús la dirigió a sus amedrentados discípulos
en una atmósfera de amor. Cristo es el Hijo de Dios y por lo tanto es Dios.
Dios es amor (1 Juan 4:16).
Toda
la severidad expresada en la reprensión de Jesús a sus discípulos provenía de
su profundo amor y compasión por ellos. Eso era precisamente lo que se
necesitaba para hacerlos volver a sentirse seguros. Realmente, esta exhortación
era tan necesaria para ellos como el hecho de calmar los vientos y la
tempestad. Ambas cosas contribuyeron a calmar la tormenta de temores y
sentimientos que se había desatado en sus mentes y en sus corazones. Ambas
cosas sirvieron para hacerlos reconocer que no estaban desamparados a merced de
las circunstancias. Todo esto les hacía creer que bien podían entregar sus
vidas completamente al cuidado del Maestro. El Jamás permitirla que a sus
siervos les ocurra algo que no sirva a sus propósitos divinos ni sea para su
gloria y honra.
Como
se indica en el pasaje de Romanos 8:28, Dios obra a través de todas las cosas.
Es probable que las cosas en sí no parezcan buenas todas. Entre ellas pueden
venir tribulaciones, desaliento, persecución, hambre, desnudez, peligro o
espada. Pero en todas estas cosas y muchas más que puedan surgir podemos estar
plenamente persuadidos de que nada en el mundo podrá separarnos del amor de
Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Romanos 8:31-39).
Hay
muchos que piensan hoy que si tenemos suficiente fe el Señor hará que siempre
estemos colmados de todo bien y prosperidad. Tomando como base pasajes como el
de 3a Juan 2, estas personas aseguran que la prosperidad material está
íntimamente relacionada con la prosperidad de nuestra alma. Sin embargo, el
contexto de 3a Juan 2 demuestra que Juan simplemente estaba manifestándole a
Gayo su alegría al enterarse de la salud y prosperidad espiritual de éste y
deseándole lo mismo para el aspecto material y físico. Esto mismo es lo que
todos nosotros deseamos para nuestros seres queridos. Pero no hay fundamentos
bíblicos para enseñar que la prosperidad material vendrá automáticamente como
resultado inmediato de una vida cristiana fiel.
Dios
permite algunas veces que experimentemos pruebas difíciles para darle a nuestra
fe la oportunidad de crecer. El no quiere tenernos como macetas delicadas o
frágiles adornos de porcelana china.
B.
Luego reverenciaron a Cristo
La
primera reacción de los discípulos ante la reprensión de la tempestad y del
miedo que ellos tenían fue la manifestación de "un gran temor"
(Marcos 4:41).
Pregunta:
¿Qué diferencia había entre este temor y el que les provocó la tormenta?
Esta
última era una sensación de temor reverencial y de admiración. Esta fue una
actitud de ellos dirigida a Jesús, no a las circunstancias. Aquí estaba
incluido el temor de no poder manifestar la fe que Cristo merecía y la
confianza que debían tener en él. Ahora ya no se sentían amedrentados y
tímidos. Por el contrario, ellos manifestaban una gran reverencia y admiración
ante la realidad del poder sobrenatural de Jesús.
Pregunta:
¿Qué significan las preguntas que empezaron a hacerse unos a otros?
Al
decir: "¿Quién es éste?" estaban admitiendo el hecho de que Jesús era
y es más que un ser meramente humano. Si hay algo que el hombre todavía no es
capaz de controlar es el estado climatológico. Aun los expertos, haciendo uso
de los mejores instrumentos, a veces no pueden ni siquiera predecirlo. En aquel
tiempo era aun más remota la posibilidad de ejercer dominio sobre los elementos
de la naturaleza. De manera que bien podemos entender que el propósito de este
milagro no era únicamente librar a los discípulos del naufragio sino
demostrarles quién era Jesús.
Jesús
aún quiere ayudarnos para que obtengamos la victoria en todas las tormentas de
la vida: las tormentas de tentaciones, desaliento, sufrimientos y dolor. Este
tipo de dificultades le llegan a todo cristiano a veces. En lugar de
desanimarnos o dar lugar al temor y al pánico, hagamos lo que hicieron los
discípulos después de la tormenta. Reconozcamos quién es Jesús, tributándole
toda la reverencia, la fe y la confianza que se merece. Nosotros tenemos hoy
muchas más razones para confiar en Jesús que cuando los discípulos pasaron por
esta experiencia. Ellos todavía no habían visto ni su muerte ni su
resurrección. No sabían todavía que el Señor iba a dar su vida en la cruz para
perdonarles todos sus pecados, incluyendo el temor, la ansiedad y la falta de
confianza en él.
Pregunta:
¿Cómo contribuyó este milagro a aumentar el conocimiento de los discípulos
acerca del poder de Jesús?
Ellos
lo habían visto sanar a los enfermos y echar fuera a los demonios. Ahora podían
darse cuenta por su propia experiencia de que él tiene poder en todos los
aspectos y ámbitos de la vida y de la naturaleza en general.
Es
muy común que los llamados teólogos liberales de hoy nieguen la veracidad de
los milagros de Jesús. Estos ignoran el hecho de que el Nuevo Testamento fue
escrito mientras vivían muchos de los que habían visto personalmente el
desarrollo de estos milagros. La iglesia primitiva estaba convencida totalmente
de que Jesús tenía todo poder. El Espíritu Santo sigue dando testimonio hoy del
mismo Cristo de poder absoluto.
Viendo
anticipadamente el libro de los Hechos nos damos cuenta de que el haber
experimentado tormentas y dificultades en compañía de Jesús sirvió como
preparación para que los discípulos pudieran llevar liberación y salvación a
otros. Debido a que ellos habían experimentado lo peor estaban capacitados para
conducir a los hombres hacia lo mejor.
Enseñanza
práctica:
Todos
experimentamos a veces desaliento, preocupaciones, y temor. Este estudio nos ha
demostrado que Jesús no se agrada cuando sus seguidores manifiestan estas emociones,
aun cuando las circunstancias parecieran justificarlas. Por el contrario, él
quiere que depositemos en él toda nuestra confianza. A través de la Biblia
leemos del poder de Dios para ayudar a sus hijos y de su soberanía en las vidas
de ellos. Esta lección nos enseña que los esfuerzos meramente humanos son
inútiles para resolver las dificultades de la vida. Lo que el Señor espera es
que reconozcamos su deidad, su señorío y su cuidado y que confiemos siempre
decididamente en él.
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